Edición 41, Septiembre 2022

Editorial

La Tajadera siempre crece. No en economía (pues me consta que el editor, a veces, está más tieso que una llave) pero sí en sabiduría. Eso lo demuestra la incorporación de nuevos escritores. Lo que nació como una aventura editorial a orillas del Jiloca, pronto se va extendiendo más allá hacia su vega y las tierras darocenses.

De la mano de Fernando Álvarez de Toledo, conoceremos a un antiguo médico de la localidad de Daroca, de esos que dejan huella D. Alejo. Más lejos en la historia de Daroca se remonta otro de nuestros colaboradores, Pascual Sánchez, que trae a nuestras páginas a una ilustre familia del municipio, los Díez de Aux, quien entre ellos tuvo en su seno al 43 justicia de Aragón, allá por el siglo XIII. Fuentes Claras y el Camino Real, nos lo acerca en esta ocasión otro Manuel García, conocido colaborador de esta publicación, que además cuenta con la aportación de una periodista Luz Morcillo, quien está echando una mano a impulsar La Tajadera y a quien el editor quiere agradecer su ayuda.

Pero no nos pararemos tan solo en Daroca ciudad, sino que viajamos hasta Used para adentrarnos en su cocina tradicional y la vida en las escuelas rurales.

El primero de los relatos es de Ángela Ibáñez y el segundo de Sica Sanz. Dicen que nuestros pueblos mantienen la esperanza, siempre y cuando cuenten con escuelas y alumnado, por ello son tan vitales en esta geografía aragonesa que cuenta con más de 700 municipios, pero tan solo 22 de ellos superan los 5.000 habitantes.

Nuestro editor, entre otras historias de gentes que se va encontrando a su paso por la geografía aragonesa y castellana, ha recurrido a la historia familiar, para presentarnos uno más de esos integrantes que ha dado la saga. En esta ocasión un religioso de la Compañía de Jesús, don Manuel Marina Martín, que fue, entre otras muchas cosas, abogado, juez, catedrático de derecho, subdirector de diario El Debate y Superior de los Jesuitas en los años 60. Todo un personaje que nos quiere revelar. 

Vamos ya hacia el frio, poco a poco se irá volviendo a meter en nuestras vidas y a condicionar lo que hacemos y los horarios. Dicen en tierras extremeñas que al frio «nunca se lo comen los lobos» y que cierto es, más tarde o más temprano, se nos presenta el invitado. Esperemos, al menos, que sea llevadero.


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