Edición 31, Octubre 2021
Editorial
Ya se asoma el otoño, con sus inclemencias climáticas, sus fríos y los rigores. La vendimia ha tocado su fin para el Pago de la Boticaria, en las tierras de Murero, Villafeliche, Atea, Daroca y Acered. Una cosecha que, por su forma de entender el campo, dejando que sea este quien impregne y proteja la uva, sin adicionar nada que no sea puro y natural, les lleva a concebir una producción más escasa, menos lucrativa, pero más natural. Esta boticaria (uno de los nombres que usan habitualmente los enamorados de su profesión) y su marido, abogado, dejaron hace años la ruidosa ciudad de Madrid, para instalarse en las inmediaciones de Daroca, a cultivar los viñedos de garnacha, casi centenaria, los almendros y los pistachos. Bajo la marca Trilovites, venden sus caldos a un precio más que razonable.
También está presente en este número, la labor de la familia Rando, en su finca de Fuentes Claras, donde cultivan con gran cariño el azafrán y los pistachos. El pistachero es un árbol que tarda tiempo, casi cuatro años, en dar sus primeros frutos desde su plantación, pero muy apreciado en la gastronomía y en la cultura árabe, que dadas sus propiedades cardiosaludables, ricos en vitaminas y en fibra, vamos incorporando a nuestra dieta como una fuente también de salud.
Nuestro editor, que es un tipo inquieto y trotamundos, se ha ido esta vez a un municipio de la zaragozana comarca de Daroca, para entrevistar al alcalde de Orcajo, Pedro Luis Aparicio. Un municipio de unos 55 habitantes, que además de su larga historia -ya que fue fundado en 1248-tiene una Iglesia parroquial barroca de San Bernabé s. XVII, con restos en la parte baja de la torre de una iglesia del s. XVI. En su interior podemos encontrar retablos de los s. XVII y XVIII y es digna de visitar. Alberga Orcajo un paraje natural, poco frecuente en estas tierras, un Pinsapar. El pinsapo es un tipo de abeto frecuente en Andalucía, pero no en estos lares y cuenta con la declaración de «arboleda singular» desde 2018 en que así fue declarada por el Gobierno de Aragón.
Es conocida también, por nuestros lectores habituales, la tendencia nostálgica de esta publicación, que una vez más nos habla de negocios ya desaparecidos en Daroca como: el Hotel Guillén; de los grandes almacenes de Lario, Marina y Cía. y de la fábrica de vinos y alcoholes Felix Gimeno. Y rebuscando en archivos, testimonios y haciendo una labor de «ratón de sacristía», ha descubierto historias interesantes de familias de la zona como los Valenzuela, los Gimeno y los Marina.
Como siempre, contamos con las colaboraciones de nuestros amigos, que nos dejan pareceres y opiniones sobre diversos temas.
Con este tiempo entre lluvioso y algo más frio, es momento de invitar al lector a sentarse unos instantes y saborear la revista, que es fiel a su cita.