Edición 64-65, Noviembre 2024
Editorial
Se nos echan encima los siete años de La Tajadera, un proyecto que pervive a «golpe de calcetín» de nuestro editor que, en ese tiempo, no ha parado de recorrer pueblos; hablar con vecinos; dado a conocer negocios y entrevistar a políticos y alcaldes, independientemente de su ideología o posicionamiento. La Tajadera, en estos años, ha dibujado el paisaje cotidiano de los habitantes de las comarcas de Albarracín, Cuencas Mineras, Teruel, Jiloca, Calatayud, Daroca y los del Real Señorío de Molina (otrora tierras aragonesas y hoy castellano-manchegas).
Esta edición es justo en noviembre, tiempo de recoger la flor del azafrán; de asar castañas y prepararnos para el frío que ya, llama a la puerta.
En este número se incorpora un nuevo colaborador, Jesús Pardos Vicent, un profesor originario de Used que publica su primer artículo en esta revista, narrando la vida de los antiguos mesones de la localidad en el s. XVII.
Es tiempo de difuntos. Los días de las ánimas que antes se celebraban en Aragón con toques de campana a muerto en nuestros pueblos. En algunos se vaciaban calabazas y se les daba forma de cara colocándoles una vela dentro, marcando el camino hacia el camposanto. Esa costumbre de origen celta, existía en Aragón, siglos antes de la invención del Halloween americano. Precisamente, nuestro colaborador y amigo Pascual nos acerca en este número a la realidad e historia del cementerio de Daroca.
El domingo 13 de mayo de 1917, en la portuguesa Cova da Iría, se produjo un acontecimiento que conmocionó a los cristianos del siglo XX. Según relata la historia, la Virgen se apareció a tres pastorcillos portugueses en la cueva que tiene ese mismo nombre. Su relato fue difundido por todo el orbe cristiano. Años más tarde, en 1948, la imagen de la conocida Virgen de Fátima viajó hasta la Comarca del Jiloca, hasta Fuentes Claras. El relato del acontecimiento, lo trae hasta estas páginas nuestro colaborador Manuel García Gargallo.
Nuestro colaborador Fernando Álvarez de Toledo, ha decidido poner una nota de humor en nuestras páginas y nos diserta sobre algo tan aragonés como la longaniza.
Este número es también un recopilatorio de muchos reportajes e historias recabadas en este tiempo por nuestro editor. Invitamos a los lectores y protagonistas de estos años, a buscarse en nuestras páginas. A revivir momentos no tan lejanos, pero importantes para esta humilde publicación que, en edición bimestral, intenta narrar la vida de nuestros municipios y sus gentes.
A propósito de nuestras gentes, les anunciamos un proyecto que está en preparación, si los ayuntamientos y entes locales nos quieren ayudar. Se trata de construir mediante el testimonio de nuestros mayores, la historia de nuestros municipios, a través de sus propios testimonios. La iniciativa se llama «Historia viva de (el nombre del municipio)».
Ya les contaremos más en próximas ediciones.
Hasta entonces, sean felices y disfruten de los buenos momentos que les traemos.